Mereció la pena
Cuando a eso de las nueve y pico de la noche el Papa Benedicto XVI pasó por delante del palio de la Virgen de Ragla sin siquiera alzar la vista para mirar el portento que la hermandad de los Panaderos había traído a Madrid muchos de los hermanos de los Panaderos presentes en el acto se preguntaron íntimamente si había merecido la pena el esfuerzo de trasladar un paso de palio a Madrid para participar en el Viacrucis de la Jornada Mundial de la Juventud. Un paso viajando a Madrid, la Imagen de una Virgen de valor artístico y devocional, los costaleros, los músicos, los hermanos, los priostes…
A quien aun le quepa alguna duda que recuerde lo vivido horas después en la calle de Alcalá de Madrid donde miles de personas venidas de todo el mundo aclamaron a la Virgen de Regla como jamás había ocurrido a lo largo de la historia de la cofradía de los Panaderos, como jamás había ocurrido en la centenaria historia de la Semana Santa de Sevilla. Fue el colofón de un hito. La participación de una Imagen de Sevilla en lo que quizá haya sido uno de los momentos más importantes y trascendentales de la Iglesia española. Porque la JMJ que hoy termina se ha convertido en el revulsivo que
necesitábamos los católicos para sentir el orgullo de la fe que profesamos y descubrir el valor de la unidad dentro de la diversidad.Lo importante ha sido eso, que la participación de la Diócesis ha tenido un icono, una Imagen, lo de menos después de todo ha sido la procesión, una procesión inédita, se diría que irrepetible, que discurrió por lugares por los que jamás había pasado un paso de palio de Sevilla. Lo de menos fue la música, las marchas que sonaron de manera impecable en la interpretación de la Banda de Santa Ana de Dos Hermanas, lo de menos fueron los costaleros que a las ordenes de Pepe Monge con la compañía de su equipo y la presencia estelar de Juan Borrero llevaron el palio de manera maravillosa, lo de menos eran las representaciones que arroparon de manera cariñosa a la cofradía de San Andrés, lo de menos fueron las flores, el original y controvertido exorno de Los Claveles, que en todo caso ahí queda. Lo de más ha sido que la diócesis de Sevilla ha estado en un día que pasara a la historia.
Hoy la Virgen de Regla extiende sus hermosas manos en la Parroquia del Carmen de Madrid para cerrar este periplo. Hoy, esa medio sonrisa que surge de la pena puede ser la metáfora de todo lo vivido, una utopía hecha realidad. Sevilla, una ciudad, una diócesis que ha estado con sus pasos y con su gente donde tenia que estar.
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