miércoles, 20 de abril de 2011

Listas de espera en Viveiro para llevar las cruces y desfilar con los pies descalzos

En la Semana Santa de Viveiro, declarada de Interés Turístico Nacional, el pueblo se vuelca hasta límites extremos. Por las calles desfilan los niños en continuas tamboradas. Las mujeres participan en los via crucis bajo Cristos de pino macizo. Y los viveirenses forman interminables listas de espera tanto para llevar la cruz, como para desfilar descalzos.

Entre las imágenes más sobrecogedoras de Viveiro destaca la del Santo Encuentro, con figuras articuladas, un Cristo que se derrumba y una Virgen que lo abraza. Esta Passio atrae a miles de visitantes y sorprende por su antigüedad. Se asentó en la villa marinera durante lo más duro de la Edad Media, con la llegada de los franciscanos en el siglo XIII.

LA TRADICIÓN. Como reza la tradición, los santos han servido incluso para ahuyentar a los invasores. Así sucedió a principios del siglo XIX, cuando los franceses decidieron convertirse en dueños y señores de Viveiro. Al tomar tierra con afán dominador, se dieron de bruces con una estampa conmovedora. Todo el pueblo se encontraba postrado ante el Ecce Homo, que relucía como figura protectora. Impresionados por la devoción de sus gentes, el Ejército francés decidió abandonar Viveiro. Y desde entonces, ese Cristo se conoce en estos parajes como el Cristo de los Franceses.

En la preservación de tan histórica Semana Santa trabajan cada año cofradías como Nuestra Señora del Rosario, Cristo de la Piedad, El Prendimiento, Las Siete Palabras y la Santa Cruz. Vecinos y turistas siguen llenando todos los años las calles para asistir a las procesiones del Encuentro, El Desenclavo y Santo Entierro, La Última Cena con los pasos de la Cena, Huerto, Ecce-Homo, el Nazareno y la Dolorosa; La Pasión, con los pasos de El Prendimiento, Las Siete Palabras, La Piedad y María...

Los expertos destacan ese realismo extremo, presente en todos los tronos. El extraordinario peso de algunos pasos obliga a llevarlos sobre ruedas, así ocurre con El Calvario y sus 2.500 kilos. Los más veteranos de Viveiro podrán relatarle al visitante las curiosidades de algunas figuras religiosas. La Última Cena se talló en 1808, tomando como modelos a marineros. Para Judas llegó a posar un maleante, que apareció ahorcado al año siguiente en el monte. Realidad y mitología se mezclan en las leyendas que recorren estas calles de A Mariña.

Cualquier esfuerzo se minimiza a la hora de portar cientos de kilos sobre los hombros. No importa el sexo, ni la edad, ni la constitución física. Cien hombres pueden portar sobre sus espaldas más de 2.000 kilos de peso. Entre los momentos más impactantes figura la noche del Jueves Santo. De la viveirense iglesia de San Francisco parte la procesión del Prendimiento. Y esa misma medianoche, en la iglesia conventual de los Concepcionistas Franciscanos se celebra la multitudinaria Adoración Nocturna.

Dioramas para relatar la Última Cena
El visitante que llegue a Ferrol en la Semana Santa no puede olvidarse de pasar por el antiguo Cine Avenida, en la calle Dolores. Allí conocerá la célebre Passio de Alfredo Martín: una increíble mezcla de escultura, arquitectura, dioramas e imaginación. Las últimas horas de Cristo se reproducen a través de nueve escenas con múltiples trucos ópticos: desde la Santa Cena, al lujurioso palacio de Pilatos o el terrible Judas ahorcado mientras al fondo se ve la Crucifixión.

45 euros
Las chicas que sólo portan tronos pagan 10,8 euros. Si entran en cofradía con derecho a voto, la cuota es 45 euros al año.

Alternativas: menús, caballos y arquitectura
La Semana Santa de Ferrol también abre las puertas a numerosas alternativas de ocio. Ineludible el paso por el Salón del Caballo Equiocio, en el recinto ferial de Punta Arnela, con competiciones hípicas, actividades infantiles y sesiones de hipoterapia. Los glotones podrán degustar las tapas Paixón por Ferrol a dos euros, o los menús Paixón por Ferrol a partir de quince euros. Y como traca final, representaciones teatrales en el castillo de San Felipe para conocer su historia.

Fuentes: El correo Gallego

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