A MARIÑA
Casi 16.000 personas visitaron la carpa con parte de la imaginería sacra de Viveiro
M. G. B. VIVEIRO / LA VOZ 02 de abril de 2013 05:03
Uno de los espacios de la Antesala de un museo, en Viveiro.P. LOSADA |
Agridulce es el balance de las cofradías de Viveiro teniendo en cuenta que una parte de las procesiones no pudo salir debido a la mala climatología. «El sentimiento de disgusto e impotencia es inmenso y común para quienes estamos trabajando por la Semana Santa. Sea cual sea la cofradía, todos sentimos que no salgan», explicó la portavoz de la Xunta de Cofradías de Semana Santa de Viveiro María del Carmen López «Chipe». Con el «ánimo en vilo» de los cofrades, pendientes del cielo, la noche del Viernes Santo pudo salir por fin, tras cuatro años sin hacelo, la espectacular procesión de La Pasión, aunque tuvo que aguantar un chaparrón a medio trayecto. «Fue una salida necesaria porque eran muchas las ganas», señaló. Solo la procesión de La Esperanza, el sábado, y los encuentros del viernes y el domingo por la mañana gozaron de tiempo expléndido.
La portavoz de la junta de cofradías alusió al «abarrote» de gente que se podía ver en Viveiro, incluso con lluvia. Y en el balance tiene un peso importante el papel que cumple la carpa situada en el exterior del ábside de San Francisco, la Antesala de un Museo, que se ha convertido en un auténtico aliciente para los visitantes. Cerrada ya al público, 15.836 personas pasaron por ella durante estos días. «Era impresionante. La cantidad de gente agolpada en la carpa para ver los pasos ponía la carne de gallina», dijo Chipe. La junta ahora está pendiente del expediente para la declaración de interés turístico internacional de la Semana Santa.
Ayer, el estandarte de la Hermandad de mujeres de la Santa Cruz formó parte de la comitiva fúnebre con la que se despidió a quien hasta su fallecimiento, el sábado, fue vicehermana mayor, Purificación García Guerreiro.
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