Durante la Edad Media surgen en la Iglesia dos ordenes religiosas que van a cambiar considerablemente el nivel espiritual de Europa: los franciscanos y los dominicos.
La característica más relevante de los franciscanos será la propagación de la devoción a la Pasión de Cristo y en su Pasión cobra un papel devocional y humano la figura de María, Madre del Crucificado.
En el siglo XIII se compone el poema Stabat Mater dolorosa atribuido al franciscano Jacopone da Todi, en el que se medita sobre el sufrimiento de María en el Calvario, acompañando a su Hijo que pende del madero.
Con los franciscanos se introduce en Viveiro la devoción a los dolores de María y muy pronto las imágenes de las Dolorosas comienzan a ser veneradas en todas las iglesias y parroquias donde los franciscanos tienen influencia pastoral. No es raro encontrarnos en todas las parroquias de Viveiro alguna imagen de María, vestida de luto y con el corazón traspasado por las espadas del dolor.
La Coronación Canónica de la imagen de la Virgen de los Dolores de la Orden Franciscana Seglar es el reconocimiento a la devoción mantenida a lo largo de los siglos por tantos hombres y mujeres que han visto y ven en esta advocación mariana un reflejo de sus vidas, de sus sufrimientos y alegrías, de sus cruces y de sus anhelos.
Es un estímulo para mantener y fomentar en los hijos de este pueblo y de toda la diócesis la continuidad de una herencia recibida y que siempre las muestras de cariño a la Madre tienen la recompensa del amor.
Felicitamos a «la llena de gracia» porque el Señor ha hecho obras grandes en ella y a todos los vivarienses invitarlos a acudir a los actos para honrar a la que es «vida, dulzura y esperanza nuestra».
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