domingo, 19 de junio de 2011

La Diócesis de Mondoñedo-Ferrol. Historia

Bucear en los orígenes de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, llegar a comprender su posible entronque histórico con los de Bretoña o Dumio, es tarea harto difícil. Nuestra impericia en estas materias no nos permite terciar en la oscura e intrincada controversia sostenida por autores de gran nota. Confiemos, pues, este trabajo al estudio de los especialistas, en espera de que sus plumas nos brinden luz suficiente para poder tejer la trama histórica de unos siglos que, por ahora y por lo que hace a nuestro asunto, no parecen ofrecernos más que cabos sueltos.



Está fuera de toda duda que en el siglo IX - antes del año 877 y después del 866 - Sabarico se otorga el título de obispo de Mondoñedo y tiene por Sede el Monasterio de san Martiño, en las proximidades del mar. A Sabarico sucede Rosendo I; a Rosendo I, Sabarico II; y a éste, su sobrino Rosendo II, el gran san Rosendo, que llena los años que median entre el 928 y 942.
La capital de la diócesis se afianza en san Martiño de Mondoñedo y allí permanece hasta los tiempos del obispo Nuño Alfonso, que, por bula de la reina doña Urraca, del año
1112, la traslada a Vilamaior, que, en el correr de los tiempos, habría de perder su nombre y trocarlo por el de la diócesis Mondoñedo.

En tiempos del rey don Fernando y del obispo mindoniense Rabinato - año de 1182 - la Sede pasa a Ribadeo, pero tan sólo por unos cuantos años, parte de los del pontificado de
Rabinato y los de Pelayo II de Cebeyra. Con el obispo don Martín, que rigió gloriosamente los destinos de la diócesis desde 1219 hasta 1248, la capitalidad del obispado se restituye - de esta vez definitivamente - a Mondoñedo. Don Martín inicia y lleva a feliz término la construcción de la actual catedral mindoniense, a cuya sombra habrán de residir los obispos, en ininterrumpida sucesión, hasta nuestros días.

Por Bula de Su Santidad Juan XXIII, de fecha 9 de marzo de 1959, a la denominación de diócesis «Mindoniensis», se añade la de «Ferrolensis», y a sus obispos, junto con la residencia de Mondoñedo, se les otorga una nueva: la de Ferrol, concediéndose, al efecto, a la iglesia parroquial de san Julián el título de Concatedral.

La diócesis de Mondoñedo-Ferrol, sufragánea de Santiago, abarca toda la zona norte de la provincia de Lugo y la parte más septentrional de la de A Coruña. Tiene por límites, al norte, el mar Cantábrico y el Atlántico; al sur, el obispado de Lugo, constituyendo la línea divisoria entre ambos los confines de la llamada Terra Chá; al este, la archidiócesis de Oviedo, de la que la separa el río Eo; y al oeste la archidiócesis de Santiago de Compostela, interponiéndose como divisoria la ría de Ferrol y una línea que podría trazarse entre san Nicolás de Neda y As Pontes de García Rodríguez, para proseguirla después por los límites entre la provincia de Lugo y A Coruña hasta llegar a la zona de Guitiriz.

Por Decreto de la Sagrada. Congregación Consistorial del año 1954 - ejecutado en marzo de 1955 - perdió la Diócesis todos sus enclaves, a saber, las parroquias del arciprestazgo de Melide, que se incorporaron al obispado de Lugo, las del de Camariñas, juntamente con la de Miño, que se agregaron a Santiago. En compensación recibió el obispado de Mondoñedo cinco parroquias que pertenecían a la archidiócesis de Oviedo y a la provincia de Lugo y seis parroquias con cinco anejos, sitas entre Baamonde y Begonte, que fueron segregadas de la diócesis de Lugo. Comprende la diócesis una extensión de 4.425 km2.

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