miércoles, 9 de abril de 2014

Decálogo Cofrade por Don Antonio Rodríguez Basanta...




Decálogo del cofrade 



A la luz de la carta pastoral de nuestro Obispo, “Las cofradías y hermandades penitenciales en el tercer milenio” (Mondoñedo-Ferrol, año 2009), puede que algo olvidada, me atrevo a desgranar el siguiente “decálogo del cofrade”, ya a las puertas de la Semana Santa:



1. El cofrade o la cofrade de Semana Santa no solo es un cristiano bautizado por tradición o costumbre; es también y sobre todo un creyente seguidor y discípulo de Jesucristo.

2. Ha de estar dispuesto, pues, a cultivar su espiritualidad, a formarse como cristiano laico y a vivir la fraternidad y la caridad.

3. Tendrá muy claro que la Semana Santa no se puede quedar en una atracción turística ni en un evento festivo por mucho que identifique a un pueblo…; solo desde la fe se puede entender y vivir la Semana Santa en su integridad.

4. No hay vivencia auténtica de la Semana Santa si no se prepara cristianamente durante la Cuaresma, como tampoco la hay de la Pascua si no se vive a fondo la Pasión del Señor.

5. Las cofradías no son asociaciones civiles sino eclesiales. Por eso son parte integrante de la Iglesia diocesana y de las parroquias donde están ubicadas.

6. El centro del “mundo cofrade” es Jesucristo, muerto y resucitado, en quién y por quién todos somos salvados y redimidos.

7. La actividad de las cofradías no puede quedarse en puro formalismo, sino que ha de estar impregnada por la piedad penitencial y el compromiso solidario y caritativo para con los necesitados.

8. La celebración litúrgica es el centro y lo primordial en estos días, porque es la fuente y la razón de ser de cualquier otra actuación o expresión de fe. Las procesiones y representaciones constituyen un aspecto complementario, porque solo se puede representar lo que se conmemora y solo se procesiona lo que se celebra.

9. Sería un contrasentido y hasta un escándalo que los miembros de las cofradías estuviesen divididos o enfrentados debido a rivalidades, intereses o afán de protagonismo: chocaría con el más genuino espíritu del Evangelio que nos llama vivir en unión y comunión fraterna.

10. En las órdenes terceras, cofradías, hermandades o asociaciones de fieles, la Iglesia cuenta con un potencial que no puede desperdiciar. Sus miembros tendrían que estar dispuestos a formarse e impregnarse del espíritu evangélico para ser así testigos de Jesucristo y protagonistas de la “nueva evangelización”.

¡Feliz Pascua de Resurrección! 

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