Por iniciativa vecinal, en Viveiro y en Ribadeo se reactivan dos cofradías cuyos orígenes se remontan al siglo XVII. En 1693, y no en 1963, como, por error, se publicó ayer, se fundó en Viveiro la Cofradía de la Santísima Virgen del Carmen, que ahora «se reanima con la incorporación de nuevos cofrades», a quienes esta tarde, a las 19.30 horas, en la iglesia de San Francisco, les será impuesto el Escapulario del Carmen. En 1607 se sitúa el origen de la ribadense de Vilaselán (de Nuestra Señora de la Encarnación y San Antonio), que se refundará transformándose en asociación sin ánimo de lucro y mañana impondrá medallas a cincuenta nuevos cofrades.
«Para celebrar la reanimación de la cofradía» del Carmen de Viveiro, mañana, en la procesión de A Ribeira, desfilará la imagen titular de la cofradía, que no salía en procesión desde hace casi cien años. Obra del escultor valenciano José Tena, está datada a principios del siglo pasado. José Bello Lagüela, cura párroco de Santiago de Viveiro, impone esta tarde, en el solemne oficio religioso, los Escapularios del Carmen a los nuevos cofrades.
Entre los impulsores del cambio en la cofradía ribadense se encuentran el párroco de Vilaselán, Manuel Ares, y vecinos como Fernando Álvarez Novegil, Rosa Díaz y José Gómez, quienes figuran entre el medio centenar de cofrades a quienes mañana se les impondrán las medallas del nuevo colectivo. Los actos se iniciarán a l8.00 horas, con misa y procesión con la Virgen de la Encarnación, alrededor del santuario de Vilaselán. El origen de la cofradía se sitúa en 1607, cuando se halló la imagen de la Virgen de Vilaselán en el entorno de Peñafurada. Con el discurrir de los años a la Virgen se le atribuyeron numerosos milagros y prueba de la devoción que genera entre ribadenses y marineros están la cantidad de exvotos que cuelgan del santuario.
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