La llegada de Karol Wojtyla a la cátedra de san Pedro fue una sorpresa. Por primera vez desde 1500 se elegía papa a un no italiano que además venía de detras del Telón de Acero. Juan Pablo I había muerto de manera extraña y ahora un «joven» de 58 años con marcado acento eslavo saludaba a los fieles mientras se anunciaba que llevaría el nombre de Juan Pablo II. Empezaba así el más largo pontificado de la historia, 27 años, y el que más fieles llevaría a San Pedro.
Karol Wojtyla había nacido el 10 de mayo de 1920 en Wadowice, un pueblo de Polonia cerca de Cracovia. Entró en el seminario clandestino del arzobispo en 1943. En 1958 fue nombrado obispo auxiliar de Cracovia y en 1962 tomó parte en los trabajos del Concilio Vaticano II. Con solo 47 años fue nombrado cardenal. Con un carisma que movía masas fue bautizado como el papa viajero, ya que durante su pontificado recorrió el mundo en 104 viajes apostólicos, además de los 144 realizados en Italia. Uno de los momentos más difíciles fue el 13 de mayo de 1981, al sufrir un atentado en la plaza de san Pedro que le dejó malherido.
Juan Pablo II fue protagonista indiscutible de los cambios producidos en el mundo en los años 80, ya que su actuación en Polonia, su país de origen, tuvo influencia en la caída del bloque comunista. En su largo pontificado se batieron muchos récords y él mismo abatió muchas murallas. Fue el primer papa que acudió a una sinagoga y a una mezquita, y allí adonde iba conquistaba a todos con su sencillez y sus gestos, como el de arrodillarse para besar la tierra del país al que acababa de llegar.
En los últimos años la salud de Wojtyla, que había sido un gran deportista en su juventud, empezó a deteriorarse mientras se hablaba de su posible dimisión, posibilidad que siempre rechazó. En la Pascua del 2005 los problemas respiratorios se complicaron. El 2 de abril falleció. Ya en su funeral los fieles pidieron su canonización, que ha sido una de las más rápidas en la historia de la Iglesia.
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