La Cofradía da Misericordia ya viste a la Semana Santa23/03/2014 - Cristina L. Felipe/El Progreso (Viveiro)
▶ El taller de costura confecciona los 51 últimos trajes de los 300 miembros que salen en procesión. El año que viene harán las capas
VIVEIRO. Suenan las máquinas sin parar en el local de la cofradía de La Misericordia, en el pazo vivariense del mismo nombre, que esta agrupación de la Semana Santa convierte durante los meses previos en un improvisado taller de costura. La cofradía más joven de todas las vivarienses completará este año el ropero con los 300 hábitos que visten las personas que participan en su procesión y lo hace con sus propias manos, lo que le da valor sentimental y de paso supone un ahorro importante en gastos de confección.
El cofrade mayor, René Gómez, explica que los primeros trajes los encargaron al taller de As Pontes que elaboró casi todas las vestimentas de las cofradías de Viveiro, pero el coste era elevado, pues «a confección de cada hábito saía a uns 25 euros porque ten moitos detalles que o encarecen: os botóns —33 en la tira central y tres en cada manga— ou vivo dos puños e era só o gasto da man de obra, xa que nós tiñamos que poñer á parte o material, a tea, os botóns, o fío e todo», relata.
Así, en los últimos años algunos cofrades se ofrecieron voluntarios para impulsar el taller de costura y desde Carnaval trabajan sin descanso todas las tardes en su local. «É un aforro de diñeiro moi grande, porque o único gasto que temos é o do material», explica Gómez, que compran en grandes almacenes. «De cada 50 metros de tea sacamos arredor de once traxes», apunta. Él mismo es el encargado de los patrones y despieza la gran tela en lo que serán las partes del hábito. «Corto e voulles apuntando todas as pezas. Confundímonos mil veces, ao principio sempre custa collerlle o truco», reconoce, pero ahora es todo coser y cantar.
Cuando terminen, este año habrán elaborado 51 trajes y tendrán terminado el ropero de 300. «Agora faltaríanos facer as capas», dice el responsable, pero este año es imposible, así que es más que probable que el taller de costura continúe el año que viene, hasta tener el traje completo terminado. Para esta edición hicieron además una docena de trajes a medida, que serán los que lleven los capataces y organizadores de los pasos, pues se mueven más que los llevadores y necesitan más comodidad en sus ropas. «O ancho para ir no paso ou de nazareno non inflúe moito, pero para moverse levar tanta tela é incómodo», justifica.
¿Y cómo desfilaban hasta ahora, si no había hábitos para todos? «Ao principio tiñamos menos filas de nazarenos, en vez de ter cen persoas como temos agora para participar, tiñamos arredor de 60, e os traxes que nos faltaban deixábanolos a cofradía de La Piedad», explica René Gómez. Ambos hábitos comparten el color negro, pero no se puede decir que sean iguales. «Son moi distintos aos nosos, porque eles levan unha tea de raso, moito máis brillante, e a nosa non ten brillo».
Pero también para ocultar este detalle había solución, ya que llevaban puestos estos hábitos diferentes las personas que iban en las filas interiores de los pasos, y que por tanto no se veían tanto desde fuera. «Nótábase un pouco a diferenza, pero menos que se foran por fóra», dice.
Todo este trabajo tiene su recompensa moral pero René Gómez reconoce de puertas para afuera que «é algo que non se ve, a xente non sabe se fixemos tantos traxes. Nas cofradías hai moito traballo que non se aprecia, que ninguén se imaxina que existe», asegura.
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