El fuego arrasó el retablo, del XVIII, y la bóveda amenaza con hundirse:
El santuario de la Virxe da Barca de Muxía lugar de peregrinaciones al menos desde el siglo XII, final junto a Fisterra de la ruta jacobea y escenario de la romería más emblemática de Galicia- perdió ayer por la mañana el tejado y gran parte de los retablos y las imágenes religiosas, como consecuencia de un devastador incendio provocado por la caída de un rayo.
La descarga, según las primeras evidencias que están en investigación por parte de la Policía Judicial, se produjo en la caja de la acometida eléctrica, se propagó por la línea subterránea hacia la sacristía -destruida prácticamente por completo- y el fuego se extendió tanto por las vigas de madera que sustentan el techo de pizarra como por el interior del templo.
Fueron dos vecinas que corren a diario por la zona las que, al detectar humo y alarmadas por el resplandor que salía de una ventana, avisaron al párroco Manuel Liñeiro, quien, nada más abrir la puerta de la sacristía vio que salía una gran lengua de fuego.
El 112 recibió la alerta a las 08.28 horas. Seis bomberos de Cee, apoyados por los del distrito forestal, decenas de voluntarios de Protección Civil de Muxía y la comarca, la Policía Local, la Guardia Civil y el personal del Concello trabajaron sin descanso hasta pasada la una de la tarde, pero solo lograron rescatar una docena de imágenes, algunos confesionarios y otros enseres del templo, como bancos o lámparas, ya muy dañados.
Según explicaron los responsables policiales y de los equipos de extinción, la sensación era de «impotencia total», porque el fuego, que según los vecinos pudo empezar con la tormenta de las 06.20 horas, se encontraba completamente extendido y tuvieron que limitarse a lanzar agua sobre los focos más virulentos al tiempo que removían los escombros y tiraban elementos decorativos para evitar los peligrosos desprendimientos.
«Xa pode ver vostede, todo, todo o teito, non queda nada, os retablos...», explicaba ayer el regidor, Félix Porto. Recibió numerosas llamadas de apoyo, empezando por la del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo; y la visita de varios cargos públicos de todos los partidos, encabezados por el conselleiro de Cultura, Xesús Vázquez. Las inspecciones para determinar si es preciso intervenir sobre la estructura continuarán hoy junto con la visita de Núñez Feijoo. Tanto el presidente como el resto de los cargos políticos se comprometieron a reconstruir «entre todos» el templo, aunque de momento es pronto para hablar de fechas. Desde la Diputación, su presidente, Diego Calvo, apuntó: «Ante situacións así, todas as Administracións temos que traballar xuntas e buscar solucións para minimizar, na medida das nosas posibilidades, as consecuencias do incendio».
Centenares de personas siguieron ayer las labores de extinción, desde distintos puntos. Unos algo más lejos del templo y otros justo a su lado, donde estaba permitido. Entre estos últimos estaba María del Carmen Rey, que, pese a sus nervios, trataba de calmar a otros vecinos: «Temos que pensar que se este raio cae no pobo, habería hoxe moita xente sen casa e quizais moitas desgrazas. Por iso digo que foi un milagre da Virxe».
Los responsables policiales y los equipos de extinción sentían «impotencia»
La Xunta y la Diputación se comprometen a reconstruir el templo.
FOTOGRAFÍAS DEL DESASTRE:
A Barca, una historia milenaria:
Antón Castro. La Voz de Galicia
A Barca, como llaman en Muxía al lugar de esa peculiar fusión del santuario pagano o precristiano de culto a las piedras sagradas -Pedra d?Abalar, Pedra dos Cadrís, Pedra dos Enamorados-, de raíz neolítica, uno de los orígenes de la identidad etnográfica de Galicia, y el santuario mariano, presidido por la Virgen de la Barca, huella cristianizadora de aquel, apareció ayer envuelto en llamas frente a un Atlántico de gigantescas olas y vientos huracanados. En el recuerdo evocaba otro diciembre tenebroso de 1978, cuando el mar arrebató para siempre el movimiento natural de A Pedra d?Abalar, que desde entonces quedó inutilizada para ejecutar sus funciones impetratorias. Dos desgracias que atentaban contra el corazón identitario del pueblo que ayer lloraba el desastre que, como el que suscribe, presenciaba en directo el discurrir lento de la destrucción del bien patrimonial más preciado que el Ministerio de Cultura acababa de restaurar.
El santuario de la Virgen de la Barca es, además de numen identitario de la Costa da Morte, uno de los templos marianos españoles de más tradición desde la Edad Media, incluso en el final del Camino de Santiago de las rutas del mar y en el tradicional periplo francés, que la leyenda quiere vincular al Apóstol, a quien se aparece María en una embarcación de piedra para dar ánimos a la fatiga de aquel, cansado de predicar a los paganos.
El santuario actual, tal vez la tercera o cuarta construcción cristiana del lugar de A Barca, fue erigido merced al celo y al mecenazgo de los condes de Maceda y Frigiliana en la época de más fervor mariano del período barroco, la de Felipe V, que no solo protegió e impulsó esta iglesia de peregrinación, sino que avaló su prestigio como nos recuerda el padre Villafañe en su Historia de los santuarios de España.
Así pues, entre 1717 y 1719, se levanta la austera arquitectura barroca de gruesos muros frente a los acantilados del océano que ve el tránsito de los buques a América, y un rico patrimonio mueble, que componían tres retablos barrocos dedicados a San Juan, a Santiago y a la patrona Virgen de la Barca, cuya imagen gótica, de mediados del siglo XIV, presidía el grandioso retablo central de Miguel de Romay, uno de los modelos más interesantes de la Galicia del primer tercio del XVIII. Cuatro retablos neoclásicos más completaban el elenco retablístico, con decenas de imágenes, además de una rica orfebrería secular y numerosos exvotos marinos, entre embarcaciones colgantes, lámparas, placas personalizadas por agradecidos náufragos y cuadros o un exquisito e igualmente secular muestrario de palios y prendas eclesiásticas. De todo ello se salvó la vieja imagen gótica de la patrona, porque el celo previsor del cura párroco la guardaba fuera del santuario y en su lugar exhibía una reproducción de la misma; los esqueletos ahumados de los dos retablos barrocos y los gruesos muros pétreos de la edificación, entre alguna imagen de menor rango.
Pero no pudo salvarse, pese al celo de los bomberos y al esfuerzo de los voluntarios de Protección Civil, la gran joya barroca de Romay, que narraba la vida de la Virgen, tutelada por los apóstoles, que se dirigía al paraíso de su camarín, en el centro, conducida en una barca por varios ángeles remeros, ante la mirada arrodillada de Santiago, que para el pueblo significaba una imagen fetiche, su imagen más identificable.
La misma que inspiró a García Lorca en La Habana, en la primavera de 1930, el primero de sus Seis poemas gallegos, cuando visitaba con frecuencia el Centro Gallego, que entonces estaba dirigido por el muxián Cayetano García Lago. Allí, el poeta granadino se enteró de otra catástrofe ocasionada en el santuario unos meses antes: cómo el sobrepeso de los peregrinos en el camarín de la Virgen provocó un derrumbe de la estructura y la muerte de algunos de ellos. Entonces Lorca le dio voz a la Barca y a su Virgen morena, siguiendo las trazas de su admirada Rosalía, que, según me recordaba, hace más de cuarenta años, Otero Pedrayo, había escrito, a los pies de estos acantilados, algunos de sus mejores poemas, como lo harían, más tarde, Hugo Rocha, López Abente, José Ángel Valente o César Antonio Molina.
La Xunta licitará «custe o que custe e de inmediato» la reconstrucción
del santuario de Muxía
J.V. LADO - LA VOZ DE GALICIA
La Xunta «licitará de inmediato» e «custe o que custe» la reconstrucción del Santuario de Muxía, que ayer fue destruido por un incendio provocado por un rayo. Así lo acaba de comunicar el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, en su visita a la zona. Explicó que así lo acaba de decidir el Gobierno gallego y que debe ser un proyecto muy detallado y muy sólido.
Feijoo llegó a la zona a las 11.15 de la mañana, acompañado, entre otros, por el alcalde de Muxía, Félix Porto, por el presidente de la Diputación de A Coruña, Diego Calvo, y una amplia delegación formada por alcaldes de la comarca y políticos de diferentes partidos.
La bóveda del Santuario, por cuya situación se temía ayer, está resistiendo y aunque la pizarra que la recubría se destruyó en el incendio, la estructura de la bóveda está resistiendo. Así lo ratificó el subdirector de conservación de la Dirección Xeral de Patrimonio, Manuel Chaín: «Temos que facer unha inspección máis profunda pero de momento non hai ningún dano grave nin na bóveda nin nos muro». Todo ello, a la espera de que se den las condiciones para poder subir a la cubierta para revisarla a fondo.
La directora xeral de Patrimonio, Carmen Martínez, añadió que las obras se harán «con la mayor celeridad posible. Nuestra prioridad ahora es saber en qué situación se encuentra la estructura para determinar las actuaciones». «La intervención por parte de nuestros técnicos será inmediata y sin dilación posible».
Está previsto que los técnicos de Patrimonio vuelvan hoy al templo para determinar los daños causados por el fuego.
Agentes del grupo especial de investigación de incendios de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña también han inspeccionado el Santuario mientras decenas de voluntarios de Protección Civil siguen recogiendo los restos que todavía permanecen dentro del templo.
LA CORONACIÓN CANÓNICA
DA VIRXE DA BARCA:
Hace unos meses, iniciabamos una colección de las Coronaciones Canónicas en Galicia, con motivo de la Coronación de la Santísima Virgen de los Dolores de la VOT Franciscana de Viveiro. En dicha colección, incluíamos la Coronación Canónica da Nosa Señora da Barca de Muxía, Aquí reponemos dicho artículo:
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