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jueves, 11 de julio de 2013

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ABC/DESTINOS
Vivero, distinguida pero no altiva
POR JUAN SOTO Día 10/07/2013 - 11.58h


Que es ciudad lo proclama Vivero sin necesidad de exhibir el título. Basta con recorrer su hermoso conjunto monumental y bañarse en sus imponentes playas
Vivero, distinguida pero no altiva


Diga lo que diga el parte meteorológico, es largo el verano en el litoral lugués, esos cien kilómetros de costa cantábrica que la estolidez administrativa reparte en tres Mariñas: occidental, central y oriental. En Vivero, capital de la occidental, el ciclo estival comienza con el San Juan, cuando las cacharelas aluzan en el plácido mar de Covas la sombra rocosa de Os Castelos, y termina cuando agosto, ya a punto de caducar, se regocija en la francachela de O Naseiro, la gran cita báquica de Galicia.

Que es ciudad lo proclama Vivero sin necesidad de exhibir el título con que la regente María Cristina le mostró su real aprecio en 1891. Se basta para probarlo con su propia morfología, con el tono -distinguido pero sin altivez- de sus gentes y hasta por la categoría que le confiere el hecho de contar con «El Heraldo de Vivero», decano de los semanarios de Galicia, pues más de un siglo carga a sus espaldas.

Es ciudad, decimos, y la más romántica entre las gallegas, tanto por sus rasgos estéticos -galerías al mar, leyendas de amores y naufragios, celosías conventuales de Valdeflores- cuanto porque fue aquí donde nació Pastor Díaz, príncipe, por primero y principal, del Romanticismo español. Como sucede con muchos lugares del escaparate turístico, suele olvidarse que, mar y playa aparte, Vivero es también ciudad monumental. Su casco antiguo está declaradoConjunto Histórico-Artístico, rótulo que, ya se sabe, sirve de freno a ciertos desafueros especulativos, pero no a todos. Para acceder al recinto ninguna entrada mejor que la que llaman Porta do Castelo, vestigio de la antigua muralla. Campan sobre su espléndida traza plateresca las armas del Imperante Carlos y da paso al cogollo monumental: San Francisco, Santa María, As Concepcionistas y las antiguas calles que, prescindiendo de innovaciones bautismales, conservan el apellido gremial. En la de A Zapatería se concentra una irresistible ruta etílica, extraordinariamente animada en las primeras horas de la noche.

En la desembocadura del Landro, la ría de Vivero no sabe si su primera obligación consiste en servir al ocio o al negocio, es decir, a los privilegiados veraneantes en la playa de Covas («de arena tan fina que la mano humana no la sujeta», escribió Álvaro Cunqueiro) o a quienes se ganan la vida enrolados en la flota de Celeiro -arrastreiros, cerqueiros, lanchas de bajura, palangreros de gran altura-, que es, con permiso de Burela, el puerto más importante de la costa luguesa.

La de Covas es propiamente una playa urbana, conectada con el centro de la ciudad por el puente de A Misericordia, que deja a la izquierda la antigua capilla del Ecce Homo. Pero hay en Vivero otros arenales que reclaman hueco en los tour operadores: Sacido, Abrela, compartida con el municipio de O Vicedo, y sobre todo Area, de aguas limpísimas, en la margen derecha de la ría.

Toda la maravilla vivariense se descubre desde el monte San Roque. Es, además de atalaya, faro y símbolo. Y como tal, se canta en copla que ya es lema de identidad en todo el mundo:

Boga, boga, mariñeiro, / vamos pra Viveiro, / xa se ve San Roque.

A tiro hecho


Dónde dormir
Desde la terraza de «As Sirenas» se contempla una espectacular panorámica de la ría. Más modesto, a pie de playa e igualmente confortable, «As Areas».
Dónde comer
En la playa de Area, «Nito» (al nivel de los grandes restaurantes gallegos) y «Louzao» garantizan primera calidad en pescados y mariscos.
Dónde divertirse
Miles de jóvenes acuden del 1 al 3 de agosto a la Resurrection Fest, la gran cita estival de la música hardcore y metal. También en agosto, O Naseiro, la romería «do bon xantar».

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