Entrevista al único escultor vivo del Vía Crucis JMJ
“Es una gran emoción que el Papa pueda rezar ante una talla realizada por mí”
Madrid, 09 de marzo de 2011.- El próximo 18 de agosto, catorce tallas de la imaginería española de gran valor artístico y devocional procesionarán por el Paseo de Recoletos. Miles de jóvenes de todos los rincones del planeta podrán rezar y conocer más la Pasión del Señor gracias a estas imágenes y también podrá rezar ante ellas el Santo Padre. Si muchas personas esperan con emoción este día, no es menos Manuel Ramos Corona, el único escultor vivo de estas tallas. Este sevillano es el autor de la IX estación del Vía Crucis de la JMJ: Jesús despojado de sus vestiduras, que será llevada a hombros por 48 costaleros.
¿Qué sintió cuando supo la noticia de que su obra iba a procesionar delante del Papa?
-Una gran emoción. La verdad es que nunca piensas que una obra tuya pudiera estar delante del Papa, y mucho menos procesionando a la manera clásica que se ve aquí, en Andalucía. Es importante para un creyente, y mucho más para el autor de una obra de ese tipo.
¿Qué siente al estar al lado de autores como Gregorio Fernández o Francisco Salzillo?
-Es una emoción bastante grande, porque a niveles artísticos son gente de gran valía y el hecho de encontrarme allí entre ellos pues me emociona bastante, sobre todo participando en este acto. Además parece ser que casi soy el único escultor que queda en activo de toda la nómina de escultores…
… no en activo, sino vivo.
Sino vivo además ¿no? Entonces pues claro es una cosa de más importancia todavía porque parece que en ese aspecto casi represento a mi oficio, a mi trabajo de escultor religioso. Represento con mi persona a todos ellos a la vez, con esa obra artística.
En Madrid va a haber jóvenes de todo el mundo que quizá no hayan tenido noticia jamás de que en España la Semana Santa se celebra de esta manera. ¿Usted cree que les va a ayudar a rezar el ver su obra y las de los demás escultores?
-Yo creo que sí, que ellos encontraran una visión completamente distinta. Sobre todo porque es un Vía Crucis de tamaño natural, que creo no se conoce casi en ningún sitio fuera de España. Hay Vía Crucis, claro, pero el típico que se pone en la pared o el azulejo que está en las calles, pero un Vía Crucis de esta envergadura, estación a estación, no lo ha visto nadie nunca que no sea en el entorno de las cofradías. Pero, si ellos vienen abiertos a esa forma de expresión religiosa que tenemos aquí en España, creo que sí les puede ayudar.
En todas las JMJ hay un Vía Crucis, ¿está a favor de que en esta ocasión que tiene lugar la JMJ en España el Vía Crucis se celebre de esta manera?
-Claro que sí, es un aspecto novedoso e interesante.
¿Cómo hizo la composición de esta obra? ¿Cómo trabaja? ¿Mira las Escrituras?
- Evidentemente la inspiración tiene que venir de todos los textos evangélicos y de la información que se puede dilucidar a través de la interpretación de estos textos. Después ya, a niveles personalistas de cada figura pues también un poco de estudio histórico de las formas de vestimenta, de las formas de estar. Incluso a niveles de fisonomía, presentar fisonomías propias de la zona. Todo eso es un estudio bastante grande que se hace a la hora de componer un misterio.
En cuanto al desarrollo la escenografía propia del momento, se trata siempre de darle protagonismo a Jesucristo que, en este caso, está siendo despojado para ser crucificado. En otras ocasiones los personajes propios de la Pasión son El Cirineo que está depositando la Cruz en el suelo; o María Magdalena que está en el entorno de Monte Calvario y que aparece allí también presenciando ese momento. En definitiva, varias escenas dentro de la misma escena que son las que hacen que quien lo vea pueda vivir ese momento efectivamente.
¿Entiende su trabajo como un modo de oración?
-Pienso que lo más interesante de realizar tallas religiosas es el momento íntimo que uno vive con la imagen. Porque siempre cuando tallas, por ejemplo una imagen de un Cristo, te pones en el momento de la Pasión que está viviendo Jesús allí. Y eso lo identificas, y dialogas, te pones en el momento en el que pasa esa acción que es la que te hace tal vez que salga la parte más devocional de la imagen. Ahí se aparta tal vez un poco lo que es la técnica y la escultura en sí y se pone de manifiesto el diálogo íntimo entre el imaginero y la talla religiosa.
¿Qué sintió cuando supo la noticia de que su obra iba a procesionar delante del Papa?
-Una gran emoción. La verdad es que nunca piensas que una obra tuya pudiera estar delante del Papa, y mucho menos procesionando a la manera clásica que se ve aquí, en Andalucía. Es importante para un creyente, y mucho más para el autor de una obra de ese tipo.
¿Qué siente al estar al lado de autores como Gregorio Fernández o Francisco Salzillo?
-Es una emoción bastante grande, porque a niveles artísticos son gente de gran valía y el hecho de encontrarme allí entre ellos pues me emociona bastante, sobre todo participando en este acto. Además parece ser que casi soy el único escultor que queda en activo de toda la nómina de escultores…
… no en activo, sino vivo.
Sino vivo además ¿no? Entonces pues claro es una cosa de más importancia todavía porque parece que en ese aspecto casi represento a mi oficio, a mi trabajo de escultor religioso. Represento con mi persona a todos ellos a la vez, con esa obra artística.
En Madrid va a haber jóvenes de todo el mundo que quizá no hayan tenido noticia jamás de que en España la Semana Santa se celebra de esta manera. ¿Usted cree que les va a ayudar a rezar el ver su obra y las de los demás escultores?
-Yo creo que sí, que ellos encontraran una visión completamente distinta. Sobre todo porque es un Vía Crucis de tamaño natural, que creo no se conoce casi en ningún sitio fuera de España. Hay Vía Crucis, claro, pero el típico que se pone en la pared o el azulejo que está en las calles, pero un Vía Crucis de esta envergadura, estación a estación, no lo ha visto nadie nunca que no sea en el entorno de las cofradías. Pero, si ellos vienen abiertos a esa forma de expresión religiosa que tenemos aquí en España, creo que sí les puede ayudar.
En todas las JMJ hay un Vía Crucis, ¿está a favor de que en esta ocasión que tiene lugar la JMJ en España el Vía Crucis se celebre de esta manera?
-Claro que sí, es un aspecto novedoso e interesante.
¿Cómo hizo la composición de esta obra? ¿Cómo trabaja? ¿Mira las Escrituras?
- Evidentemente la inspiración tiene que venir de todos los textos evangélicos y de la información que se puede dilucidar a través de la interpretación de estos textos. Después ya, a niveles personalistas de cada figura pues también un poco de estudio histórico de las formas de vestimenta, de las formas de estar. Incluso a niveles de fisonomía, presentar fisonomías propias de la zona. Todo eso es un estudio bastante grande que se hace a la hora de componer un misterio.
En cuanto al desarrollo la escenografía propia del momento, se trata siempre de darle protagonismo a Jesucristo que, en este caso, está siendo despojado para ser crucificado. En otras ocasiones los personajes propios de la Pasión son El Cirineo que está depositando la Cruz en el suelo; o María Magdalena que está en el entorno de Monte Calvario y que aparece allí también presenciando ese momento. En definitiva, varias escenas dentro de la misma escena que son las que hacen que quien lo vea pueda vivir ese momento efectivamente.
¿Entiende su trabajo como un modo de oración?
-Pienso que lo más interesante de realizar tallas religiosas es el momento íntimo que uno vive con la imagen. Porque siempre cuando tallas, por ejemplo una imagen de un Cristo, te pones en el momento de la Pasión que está viviendo Jesús allí. Y eso lo identificas, y dialogas, te pones en el momento en el que pasa esa acción que es la que te hace tal vez que salga la parte más devocional de la imagen. Ahí se aparta tal vez un poco lo que es la técnica y la escultura en sí y se pone de manifiesto el diálogo íntimo entre el imaginero y la talla religiosa.
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